El hecho de que España aceptase participar como potencia protectora obedeció fundamentalmente a razones de prestigio internacional y de seguridad nacional por encima de otras consideraciones de carácter económico o comercial. De una parte, la situación en el concierto de las naciones de nuestro entorno a la que España quedó relegada tras la pérdida de las últimas colonias en 1898 y el hecho de que el Sultanato de Marruecos hiciese frontera con las plazas de Soberanía del norte de Africa, fueron consideraciones que pesaron mucho a la hora de la toma de decisión final. Por otra parte, presiones diplomáticas ejercidas fundamentalmente por Gran Bretaña y Francia mediaron también en el asunto toda vez que ambas potencias observaban con alarmante preocupación un eventual asentamiento de Alemania en la zona.
El Tratado de Algeciras no
permitía en principio a las potencias signatarias la intervención militar,
limitándola a un control meramente policial, salvo que circunstancias de suma
gravedad incapaces de ser controladas por el poder del Sultán lo demandasen.
Esta situación se produjo en 1911 cuando, sumido el país en un estado caótico,
el Sultán pidió formalmente la ayuda a Francia quien se apresuró a ocupar
militarmente Fez, capital del sultanato y otras plazas estratégicas. Así las
cosas, en junio de ese mismo año, el Gobierno español, ordenó la ocupación de
Larache, enclave atlántico, y la cercana Alcazarquivir, en tanto que Alemania,
que no estaba dispuesta a perder la posibilidad de ocupar una parte del
territorio para defender sus intereses mineros y comerciales, envió un cañonero
al puerto de Agadir. Esta demostración de fuerza germana trajo como
consecuencia la firma de un nuevo tratado entre alemanes y franceses, logrando que
Alemania abandonase sus pretensiones sobre Marruecos a cambio de la cesión de determinados
territorios en el Africa ecuatorial francesa.
Consecuencia de la situación
descrita, y sobre todo a la vista de la actitud francesa al ocupar Fez, España
decidió, de forma unilateral, como queda dicho, intervenir en Larache y
Alcazarquivir en evitación de que estas plazas pudiesen ser ocupadas por el
Ejército galo como así habría sucedido, con casi total probabilidad, si el
Gobierno no se hubiese determinado a tal decisión; con este fin ordenó, a
finales de mayo, la concentración en San Fernando de los Regimientos 1º y 3º de
Infantería de Marina para realizar ejercicios de adiestramiento de desembarco.
El día 3 de junio zarparon con
dirección a las proximidades de Larache el Crucero "Cataluña" y el
Transporte "Almirante Lobo" con sus respectivas dotaciones y las
Compañías 1ª, 2ª y 3ª del Primer Regimiento - actual Tercio del Sur -, al mando
de Teniente Coronel Dueñas, embarcando en el Transporte "Almirante
Lobo" las Compañías 1ª y 2ª y la 3ª en el Crucero, con el fin de aguardar
órdenes de la superioridad.
Sin embargo los sucesos se
precipitaron ya que el 6 de junio se tuvo conocimiento del asesinato, por grupos
rebeldes, de un fiel colaborador y amigo de España, Ahmed Ben-Malec, y de dos
de sus hijos, quienes habían sido secuestrados el 31 de mayo anterior solicitando
un rescate de 100.000 pts.; este hecho concluyó con el asesinato de los tres,
su decapitación y ulterior paseo de sus cabezas por los poblados de las tribus
y con el ataque de un grupo de jinetes a la localidad de Alcazarquivir que
produjo dos heridos entre la población civil.
Ante esta situación y viendo el
desamparo de los súbditos españoles residentes en la zona, así como de los
naturales del país simpatizantes de España, el Presidente del Consejo de
Ministros, José Canalejas, ordenó al Cónsul español en Larache la convocatoria
de una reunión urgente con los demás miembros del Cuerpo Consular acreditados
en la ciudad para comunicarles el inminente desembarco de una fuerza militar
con el fin de garantizar la seguridad de la zona, en tanto que el Tábor de
Policía Indígena (Cuerpo creado en 1908 y disuelto en 1922) basado en Larache se desplazaría a
Alcazarquivir para asegurar el orden en aquella localidad.
Consecuente a esta toma de
decisión, el Ministerio de Estado hizo público un comunicado oficioso del
Consejo de Ministros en el que se justifican los motivos de esta acción de
fuerza, aduciendo fundamentalmente razones de seguridad de los súbditos y
protegidos españoles residentes en la zona, así como la obligación de asumir
las funciones protectoras derivadas de la firma del Acta de Algeciras.
El comunicado hacía referencia,
igualmente, a que la acción, más bien una demostración de fuerza que otra cosa,
se enmarcaba dentro del más absoluto respeto a los principios dimanantes de los
acuerdos de Algeciras y que de ello se había dado cuenta, como se ha visto, a
los representantes de las demás potencias signatarias.
La prensa de
la época se hizo amplio eco de estas operaciones destacándolas en sus columnas;
el madrileño "La Correspondencia Militar", por ejemplo, lo describe
así en su edición correspondiente al sábado 10 de junio:
"Las primeras fuerzas que desembarcaron
fue la columna de marinería del "Cataluña", compuesta de 200 hombres,
en cuatro botes, que pasaron la barra perfectamente, lo misino que las que
seguían, pues con la marea estaba llena y la noche no podía ser más apacible.
Detrás de estas fuerzas iban ocho lanchones
con la Infantería de Marina, procedente del "Cataluña" y del
"Almirante Lobo». La circunstancia de haberse hecho el desembarco de noche
no se sabe si es debida á que á dicha hora llegó á Larache la noticia que de
Alcázar me trajo el expreso llegado aquí esta mañana, ó porque estaba dispuesto
de antemano hacer de noche el desembarco para evitar el barullo consiguiente
con la aglomeración de público.
Conforme iban desembarcando las fuerzas,
marchaban á los sitios designados, que eran la Alcazaba, el zoco de dentro y
los castillos que dominan la boca de la barra, estableciendo guardias en las
puertas de la ciudad, un fuerte retén en la marina y otras dos guardias en las
afueras, una en la parte alta y otra en la baja de la población.
La inmensa mayoría del vecindario estaba
dormida y sólo presenciaron el desembarco algunos españoles y los afectos á
España, que sentían la emoción del sueño patriótico realizado".
Testigos directos de aquella
memorable jornada refieren así el hecho: "El Cónsul don Juan Zugasti, acompañado del Canciller don Ildefonso
Hernández, del intérprete don Alfonso Gallego y del Capitán Ovilo subieron a la azotea del edificio
que ocupaba el Consulado y silenciosos, mudos por la emoción, izaron la bandera
española como señal convenida con el Comandante del crucero Cataluña, y empezó
el desembarco, operación que se realizó hasta bien entrada la noche sin
contratiempo alguno mientras el muecín de la Mezquita grande, tras sus
oraciones, anunciaba que se cerraran las puertas de la ciudad".
La narración prosigue aludiendo a
que las fuerzas, con el Teniente Coronel Dueñas al frente, "fueron recibidas en su recorrido con jubilosas
manifestaciones de la población que, en buen número, hablaban un idioma extraño
que los soldados no comprendían y que luego supieron se trataba del castellano
antiguo conservado por los israelitas de Marruecos. No se disparó un solo tiro".
Aunque sobre
la entidad de fuerza desembarcada, la documentación a la que hemos tenido
acceso muestra ciertas divergencias parece que la cifra oscila entre los 500 y
600 hombres, integrantes de los trozos de desembarco de las dotaciones de los
buques, así como la 1ª y 3ª Compañías del Batallón Expedicionario de Infantería
de Marina, acompañados de cañones de tiro rápido y varias ametralladoras.
En la mañana
del día 9 el trozo de desembarco del Crucero "Cataluña", salvo los
sirvientes de los cañones de tiro rápido, comenzó a prepararse para su
reembarque en tanto que las fuerzas de Infantería de Marina desembarcadas se
desplegaron en la zona, remitiendo una columna formada por 250 hombres - una
Compañía y una Sección -; 50 infantes del Tabor de Policía de Lareche; 40
caballos; tres cañones de tiro rápido y dos ametralladoras, al mando del
Capitán Ovilo del Tabor de Policía, en dirección a Alcazarquivir que la noche
anterior había sido hostigado por fuerzas rebeldes.
El hecho de
que el mando de la columna recayese en un Oficial del Ejército y no de Marina,
mereció una pregunta parlamentaria formulada en el Senado por el Senador
Carranza a quien dio respuesta el Ministro de Marina indicando que al tratarse
de una operación llevada a cabo por el Tabor de Policía fue esa la razón de
poner a su Oficial instructor al frente, en tanto que a la cabeza de las
fuerzas de Infantería de Marina participantes se pusieron únicamente los
Oficiales subalternos.
El
desembarco de tropas españolas en Larache provocó de inmediato la protesta
oficial de Marruecos y de Francia, incluso la prensa francesa por medio de su
periódico pro gubernamental "Le Temps" se hizo eco de una nota también
oficiosa en términos veladamente amenazantes:
"Con la ocupación de Larache y
Alcazarquivir han inferido los españoles un rudo golpe al Acta de Algeciras, á
la vez que han faltado al espíritu de los Tratados franco-españoles de 3 de
Octubre de 1904 y 1 de Septiembre de 1905.
No puede España, en manera alguna, invocar
el ejemplo de Francia, porque en nada se asemejan su caso y el nuestro.
Francia, mal pagada de las atenciones que con España tuvo y burlada desde el
primer día hasta la fecha, tiene absoluto derecho de recobrar su libertad; y si
creyera hallar algún beneficio en denunciar el Tratado de 1904, también tiene
libertad para denunciarlo, puesto que ha sido España la primera en romperlo.
En cuanto á Europa, ya que prometió defender
la integridad del Imperio marroquí, si Muley Hafid le pidiera protección contra
la agresión de los españoles, no podría negársela".
También la
prensa inglesa se manifestó en términos parecidos, The Daily Graphic califica, en su edición del día 12, de
"ultraje" la intervención española. Esta insidiosa campaña de
descrédito de la acción española alcanzó, en la prensa tanto francesa como
inglesa, tintes de gran dramatismo refiriendo violentos combates no existentes
con gran número de bajas consecuencia de la ocupación española de la zona.
Sin embargo
ni los periódicos franceses ni tampoco los ingleses hicieron alusión al hecho
de la sistemática ocupación llevada a cabo en todo el territorio por Francia,
incluso ampliando sus líneas fronterizas argelinas, argumentando salvaguardar
la seguridad de sus súbditos; una buena prueba de ello la encontramos en el
siguiente comentario insertado en el diario alemán Vonsiche Zeilung:
"Verdaderamente es un espectáculo
delicioso el ver que los franceses acusan á España de hipocresía y de violación
de tratados, cuando ellos, hace tiempo que están cometiendo verdaderas
hipocresías y violaciones del derecho de gentes en el aniquilado imperio del
Mogreb".
Así las
cosas, el Gobierno francés destacó una columna, formada por unos 300 hombres,
que acampó a tres kilómetros de Alcazarquivir, manteniéndose en situación
expectante.
Establecidas
las posiciones tanto en Larache como en Alcazarquivir, el Transporte
"Almirante Lobo" regresó a Cádiz de donde retornó el día 12 desembarcando
la 4ª Compañía con la Música del primer Regimiento, con lo cual, desde esta
fecha, la totalidad del Batallón expedicionario se encuentra ya en Africa. Por
estos días comienza a especularse con la posibilidad de formar un nuevo Batallón
expedicionario, dispuesto para ser trasladado a territorio africano, e
integrado por efectivos procedentes de los tres Departamento.
Establecida
la cabeza de puente en Larache, durante ese mes de junio van llegando más
fuerzas a la zona, así el día 20, arriba un Escuadrón del Regimiento de
Cazadores de Caballería "Victoria Eugenia" y ese mismo día
desembarcan 42 marineros de la dotación del Crucero "Cataluña"; con
esa misma fecha, tanto este Crucero como el Transporte "Almirante Lobo"
son relevados en la zona por el Crucero Acorazado "Carlos V".
También se
remite a Larache por estos días una Estación radiotelegráfica con el
correspondiente personal de Ingenieros, así como gran cantidad de víveres y
municiones que se alojan en los campamentos instalados al efecto.
La presencia
de fuerzas de Infantería de Marina se fue incrementando en fechas siguientes
llegando a contabilizarse hasta 2.000 efectivos según referencia hecha por el
Ministro de Marina el 2 de noviembre del 2011 quien justifica un aumento de
crédito para su Departamento ministerial argumentando, precisamente, los gastos
que genera la presencia de este contingente en tierras africanas. En aquella
Campaña la participación del Cuerpo se prolongó hasta el glorioso desembarco de
Alhucemas en 1925, participando en numerosas acciones a lo largo de este
periodo.
En
cuanto a los buques que participaron directamente en el desembarco, el Crucero
Cataluña era el tercero de un serie de tres - Cardenal Cisneros, Princesa de
Asturias y Cataluña -. La quilla se colocó en Cartagena el 23 de enero de 1890;
lanzado al agua en aquel Arsenal el 24 de septiembre de 1900, fue entregado a
la Armada y abanderado por las damas barcelonesas el 7 de abril de 1908. Las
características de estos tres acorazados son las siguientes: Eslora, 106
metros; manga, 18,55 id.; puntal, 11,92 id.; calado, 7,2 id.; desplazamiento,
7.524 toneladas; propulsión, 2 máquinas verticales de triple expansión; fuerza
de máquina, 15.000 caballos; velocidad, 20,5 nudos a tiro forzado; autonomía, 6.500
millas; capacidad, 1.200 tn. de carbón; dotación, 550 hombres.
Blindaje: Entre 150 y 300 mm. y
130 mm. de espesor en las torres del Cataluña.
Artillería: 2 piezas Guillén de
24 cm., y 40 calibres; 8 Canet de 14 id. y 40 calibres; 20 de calibres menores;
8 tubos para lanzar torpedos; 10 ametralladoras y 2 piezas de desembarco.
En origen se le asigna una
dotación de 59 Infantes de Marina.
Por su
parte, el Buque de Transporte "Almirante Lobo" - primero de los dos
que ostentaron este nombre - adquirido en Inglaterra, fue recibido en la
Carraca en mayo 1909 donde se procedió a su artillado con dos piezas Nordenfelt
de 42 mm. Buque con un desplazamiento de 2.545 tn.; eslora de 78 m.; 11,58 m.
de manga y 4,32 m. de calado. Estaba dotado de dos máquinas alternativas que le
imprimían una fuerza de 1.170 cv., alcanzando una velocidad máxima de 11 nudos
y una autonomía de carbón de 4.500 millas. Su dotación era de 70.
José Eugenio Fernández Barallobre.
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